De siempre se nos ha tachado a los granaínos y a las granaínas de tener malafollá. De hecho, esa expresión se relaciona con Granada, y con ese peculiar supuesto mal carácter de su gente.
Aunque hay muchos que defienden que esa mala uva que en teoría nos define, no deja de ser parte del carácter de todas las personas en general.
Que todos tenemos parte de esa forma de ser, y que si nos enfadan, contestamos mal. Solo que, en la ciudad de la Alhambra, le hemos puesto nombre propio a ese enfado momentáneo.
No es que los granaínos tengamos malafollá, sino que a ese momento de enfado lo llamamos malafollá.
Sea como sea, lo cierto es que la personalidad de la gente de Granada es especial, que tenemos una forma muy nuestra de decir las cosas.
Nos gusta la ironía y el sarcasmo, pero llevados al extremo. Y los utilizamos con naturalidad y en nuestro día a día.
Seguro que sabéis a qué nos referimos.
Y al salir de casa…
También existe la controversia sobre la aparición de la malafollá granaína en el carácter de una persona.
¿Es algo con lo que naces? ¿O alguien que venga a vivir a Granada puede acabar contagiado?
¿Será que la malafollá está solo en el ambiente de Granada?
Y de igual modo, cuando vais fuera de Granada, ¿os lleváis con vosotros la malafollá en la maleta? Según el popular dicho granaíno (imagen), es algo que no podemos quitarnos.
Porque muchos aseguran que cuando salen de su ciudad, suavizan el carácter.
¿Será que la malafollá está solo en el ambiente de Granada?
¿Y qué hay del origen de la malafollá granaína?
El caso es que el origen de la malafollá granaína es algo que ha llamado la atención de muchos y muchas, y han pasado a intentar definirla e investigar dónde puede estar la raíz de esta.
De hecho, el granadino José García Ladrón de Guevara estudió este fenómeno de su tierra, y lo explicó en su libro ‘La malafollá granaína’.
En este, define la malafollá como:
“Una suerte de mala hostia que los granadinos repartimos sin ton ni son a todo aquel que nos rodea y que, en ningún caso, denota mal carácter, ni mala educación, ni animadversión en particular por el interlocutor. Tampoco denota desinterés o apatía en el granaíno, como dicen algunos”.
Según cuentan
Según cuentan, una de las teorías sobre el origen de la malafollá granaína sitúa esta expresión en el Sacromonte granaíno. En una época en la que era muy común el oficio de herrero, y por tanto, el de aprendiz.
Este último era el encargado de soplar con el fuelle, acción conocida como follar.
Pero le costaba tanto mantener las ascuas con vida, que al final su maestro acaba gritándole: “¡Niño, que estás follando mal! ¡Qué mala follá tienes!”
Y de ahí que para los que tienen mal aire, se diga que tienen mala follá.
Y vosotros ¿qué pensáis?
¡Queremos conocer vuestra opinión!
Y si os ha gustado, ¡compartid y que la malafallá granaína llegue lejos!
Juan Antonio Chamorro
Yo creo que esa «malafollá» fue la venganza personal que llevó a cabo Boabdil contra los granadinos cuando se vio obligado a abandonar la ciudad…